Nube de Tópicos frecuentes

viernes, septiembre 19, 2025

2025

Cada dos años GoDaddy me recuerda que debo renovar este dominio.

No lo uso. Y sin embargo, no quiero perderlo.

No cuesta tanto. Pago por-si-acaso.

Ya no leo. Ya no escribo. Ya no tejo.

Pero renuevo el dominio, porque tal vez un día vuelva a escribir, a dejar huella, a recordar.

Eliminé cien entradas después de recibir un mensaje amenazante que ya no logro recodar. Cerré mi Instagram con llave y tomé otras precauciones que también he olvidado.

Este podría haber sido un lugar hermoso para publicar el cuento que le escribí a Enero.

Pero este blog no sabe de Enero ni de Limón. No sabe que soy española, que tengo un departamento en un pueblo pequeño donde cada quince minutos repican las campanas de la iglesia. No sabe que, aun en la depresión crónica, diagnosticada también como "espiritualidad nihilista", y el cansancio de seguir, sigo aquí. Que soy la heroína de esta historia y no necesito ser salvada.

Sigo hiperquinética, electrostática, intergaláctica, aerodinámica, estereofónica, estratosférica, afrodisíaca.

Y sigo contándome historias para poder dormir.

lunes, enero 17, 2022

Psiq

Si P entonces Q; si Q entonces P? ¡No necesariamente! Entonces, la probabilidad.

Llego siempre al mismo punto, el mismo encierro de posibilidades. Estoy harta de ser yo, de sentirme así, me resulta abrumador chocar siempre con el mismo laberinto sin salida, que la única ruta parece ser la reducción a la nada. Pero sigo aquí, como un castigo a los cobardes. 

La constante, esta sensación de que todo es demasiado grande, complejo y sin solución. Perdí mi capacidad de encontrar salidas, respuestas, soluciones. A lo cotidiano en menor medida lo sobrellevo, jalando errores que me puedo permitir hacerlo desde la cómoda posición de la solvencia. 
A veces, sin embargo, hasta lo mínimo puede atraparme en la indecisión y la parálisis. 

I am a quitter, la necesidad de la temporalidad, de lo finito, saber que cada proyecto en que me involucro va a terminar, un día específico, una fecha que sé con anticipación y me ayuda a conllevar el día a día. Me acostumbré a renunciar en nombre de la paz mental. Y eso me lleva a querer renunciar también a la vida. 

¿Qué es lo de la vida, que me resulta tan complejo de resolver? No lo sé. 
Aparentemente todo está en orden. De frente, siempre se mira más limpio y bonito de lo que en realidad está. Seguramente, tampoco está tan desordenado y oscuro como yo lo percibo. 

Que lo tengo todo, me lo repiten, que soy una malagradecida, que no valoro. Que he tenido suerte. 
Lo sé, yo también sé y entiendo que no tengo motivos para sentirme tan vacía, si lo tengo todo, ¿creen que es fácil ver la fortuna que me ha asignado la suerte, y aún así, querer con tanta desesperación, cada día, que sea el último? ¿creen que no me doy cuenta, que lo tengo todo y ningún motivo para quejarme, y aún así, sentir tanta oscuridad?

Tengo a mi familia viva, tengo una pareja que me quiso todo lo que mejor le salió, y que aún así yo sienta  huecos en ese afecto no es su culpa sino parte de mi mochila de expectativas, tengo un departamento que es mitad mío y mitad del estado que mantiene la hipoteca, tengo trabajo casi siempre, un perfil profesional que he forjado y va tomando forma. Ropa, comodidad, abrigo. Tengo salud... y te la cambio mañana por una enfermedad terminal que me libere de este desgano de vivir. 

Deseo una fecha de espiración. Quiero saber con exactitud qué día este proyecto maquiavelico de ser una ficha viva sin ganas de vivir termina. 

¿Qué es lo que me resulta tan intolerable de la vida? No lo puedo poner en palabras. Ni siquiera lograría decir en voz alta la mitad de lo aquí escrito, siempre es más fácil escribir que hablar, primero porque lloro demasiado, como detesto eso de mí, el nudo doloroso en la garganta que se cierra y me impide hablar, y luego la furia contenida, cada vez que me preguntan y quiero hablar, en la imposibilidad de hacerlo me invade la ira y todo se va hacia otra dirección, exploto en furia como tratando de esconder lo que verdaderamente sucede en el fondo, pero ¿qué sucede en el fondo? sucede que para empezar la pena parece tan grande que me resulta imposible ponerle palabras. Sencillamente no lo sé, pero la sensación es eterna, es permanente, la llevo adentro todo el tiempo. 

Quizá no todo el tiempo. A veces me distraigo. Cada vez con más fuerza siento que hay una dualidad en mí, que soy dos, no me atrevería a decir "la buena/la mala" Quizá en lugar de buena, lo que existe es una S. calmada, una que respira y sonríe, y demuestra afecto preparando comidas y hace bromas para hacerlo reír, y no se enfada por mucho tiempo; la otra es débil y está furiosa, la otra no tolera a la gente, está tan cargada de odio y de deseos maliciosos... y como Hyde al final de la narrativa, ya no necesita una poción para salir, cada vez es más fuerte y se puede apoderar de mi cuerpo y ser la dominante, dominante de mis emociones, de mis respuestas, de mis estado de ánimo, de mi sarcasmo, domina con su llanto y menosprecio por mi misma, domina con la culpa y la poca estima que me tiene, domina con su deseo de morir y se pasa horas planeando cómo hacerlo. 

El problema no es sólo morir, sino morir sin salpicar. Cómo hace una para morirse sin tener que matarse. ¿No debería además, hasta en mi muerte actuar con responsabilidad y empatía?, ¿por qué debo serlo? Pero, ¿acaso es justo asignarle esa responsabilidad a él? ¿Acaso me odiará un poco más si le dejo la carga de los trámites y el dolor de las respuestas y la culpa de que no alcanzó, no me fue suficiente el tenerlo todo, porque siempre sentí que no lo merecí?
¿es justo dejarle la sensación de que no lo vio venir, o que aún sabiendo que quería morirme, no lo tomó en serio? ¿es justo que él sienta, lo que yo sentí estos 8 años, que no soy suficiente y que no alcanzo a salvarlo o llevarlo a la verdadera felicidad?

Encontré el lugar perfecto para morir en mi departamento, tengo todo lo que necesito para asegurarme que no hayan fallos, pero luego pensé que mis afectos no quisieran heredar el lugar donde me maté, ¿debo ser responsable incluso para suicidarme? Todo en la vida pasa, el ser humano encuentra de alguna manera la forma de anular el dolor y volver a sonreír. 

Que estarán mejor, sin mí, no hay duda. Todos quedan protegidos o al menos con algo más que el presente. Y él encontrará alguien que si le evoque abrazar, acariciar, tocar, amar. Alguien que sea más que un roomate con quien mantienes una amistad profunda, y llevas la convivencia en paz.

Al final, que injusto resulta hacerle vivir con alguien tan despreciable como yo que me paso tres cuartas partes del tiempo llorando. Que cansado debe ser estar con alguien así de agotador, alguien que no controla sus emociones, no se espabila, que no sonríe, ya no sonríe más. 
Lo mejor que puedo hacer es hartarlo, que me deje, que en dos meses me supere y dejarme el camino libre para morirme sin que él tenga que dar respuestas a nadie de por qué no pudo salvarme. 
Quiero sabotearlo todo, quiero que se pueda ir sin culpas para yo finalizar lo que tiene demasiados años ya. Te partí, te hice daño de la forma inimaginable, pero no completa, no me atreví a perderte, te lloré. No te dejé ir y tú sucumbiste a pesar que ya nunca me querrías. Que triste tu resignación, a estar con este bulto que no te evoca nada y que no puedes dejar.

No importa cuantas veces lo haya preparado, no importa si ya tengo el plan perfecto, al final no podré matarme, por una cobardía que se disfraza de sensatez en las consecuencias.No me queda más que esperar a morir, pienso ¿cómo hacer para acelerar el proceso? 

Siempre pensé que viviría hasta los 30 años. Desde que tenía 5, estaba en ese jardín de infantes donde siempre estaba aislada, porque nunca logré integrarme con la gente normal, algo en mí repele, esta personalidad imbécil, este silencio que me inunda, esta tristeza, esta falta de algo que me haga vincularme, y estando sola en ese jardín de juegos pensaba en botarme al abismo del bosque, en lanzarme por la ventana del piso más alto, en que no debí ser yo la niña que naciera de mis padres, sino una mejor. Y ahí pensé, y prolongué durante toda mi vida la idea, de que 30 años de este suplicio de vivir sería suficiente 30 años, 30 años de acostarme cada noche deseando que sea la última noche, que está todo bien, si mañana no despierto, que está bien si ese viaje que tengo pagado no se realiza, si ese sueldo no se cobra, si hoy es la ultima vez que respiro, aun cuando no me despedí de mis afectos, está bien, si no pude decirte que fuiste mi último amor y por ello el más doloroso.

Hace tiempo, alguien ante la noticia que alguien se había matado luego de desayunar, preguntó qué es lo que motiva a alguien a desayunar si sabes que en tus planes inmediatos está morir. Creo que es la sensación de normalidad, creo que es el no saber si será el fin de verdad, yo sigo mi vida, tomo cursos, acepto trabajos, pago mis cuentas, empiezo libros, aspiro la casa, lavo los trastes, discuto y me quejo de la falta de colaboración, esa es mi normalidad, aún cuando cada noche me duermo imaginando ahorcarme de una buena vez, aún cuando cada mañana maldigo el haber despertado. 

Trato de lidiar con la sensación de no ser suficiente, con el no ser querida. He llegado a aceptar que no depende de otro. Duele, haber sido objeto de deseo, haber sentido en mis manos otras que parecían quedarse entrelazadas, duele, ser siempre la que acaricia. Prefiero que ya no intentes abrazarme si no te nace. Me hace más daño que no sepas dar cariño, que no puedas reconocer un abrazo, y que de vez en cuando intentes dar una caricia, una caricia boba que no sabe por donde moverse... el problema nunca fue el sujeto, no le pedí más de lo que puede dar, el problema es el objeto, no hay motivos para quererme, para tocarme, para besarme... -era lindo besar, hace tanto tanto tiempo que no siento eso-... pero que haya sido lindo para mí, no implica que haya sido bueno o satisfactorio para otro besarme, es decir ¿quién soy yo para merecer afecto, a pretexto de qué pido cariño?

Soy sólo un peso muerto en tu vida, me creo la gran cosa porque te preparo un plato de comida diario, y una vez que yo no esté ni siquiera eso te hará falta, me has dicho tantas veces que eres auto suficiente que puedes comprar, pedir, abrir calentar por ti solo, no soy de utilidad ni para los gestos mas simples como dar un té caliente o servir un plato, todo lo podrás hacer sin mí. 
No te hará falta ni la comida, ni el abrigo, ni los abrazos que rechazas, ni el sexo que no quieres tener o no te satisface, soy un bulto que camina como muerto como tú mismo dices, menos te harán falta mis lloros a media tarde, mis ojos hinchados, soy un desperdicio de masa de huesos pesados, de grasa, de gestos, de fealdad, de inutilidad, un cúmulo de quejas, un cúmulo de malos sentimientos, de malas decisiones... un ego. una mente estúpida. un gasto recurrente. 
Que alivio sentirás cuando ya no esté a tu lado. Te darás cuenta que sólo te quedaste conmigo porque nunca tuviste la fuerza de aceptar que estabas por costumbre y porque pensabas que sin ti me moriría, contigo también me voy a morir, mientras miras tu pantalla... y sólo será cuestión de tiempo que regreses a ver a esta época con asco, no fueron los días de nuestras vidas, fue una cárcel de la que solo puedes salir si yo me desvanezco. 

No fui yo la que se resignó a vivir con alguien incapaz de amar, fuiste tú el que se resignó a vivir con alguien que no evoca amarla. 
Tienes miedo a irte porque crees que sin ti me voy a morir, no me voy a morir por ti, me voy a morir a pesar de ti, que eres quien me da vida, quien me ancla, por quien río, busco un cactus, y mantengo la fuerza de voluntad de no volver a dañarte aún sintiéndome injusta y futil. 

27/Mayo/2020



lunes, noviembre 23, 2020

luz

 No recuerdo haber caído en un espiral tan profundo y oscuro. y sin embargo, cada caída es así, la siento como la peor. Hoy es un buen día, ayer sentí una liberación chiquita, y de repente, en la última semana prevista, un poco de luz. Hoy despierto con energía, un poquito de esperanza. 

Hoy tengo ganas de decidirme a vivir and get my shit together, tengo ganas de arreglar las cosas y eso empieza por creer que podría tener un arreglo. que puedo intentarlo.

Y sé, que con decidir vivir no es suficiente, sé que esto necesita terapia y medicamento. No canto victoria por un día luminoso, porque he estado en el punto en el que cuando todo parece estar bien, algo puede tumbarme y convencerme de desaparecer. 

jueves, noviembre 12, 2020

the cuckoos nest

 Yo me imagino que una persona normal despierta con otros pensamientos. Yo despierto pensando en que soy un bulto inútil que una vez más tiene que vivir, cada día, todos los días. 

Me paso las horas pensando que finalmente cuando me atreva, la gente a mi alrededor podrá empezar a ser feliz, que su vida empieza cuando yo libere la carga de estar conmigo. 

Sé que no es racional, pero es una locura sentir algo más fuerte que lo racional. No me había pasado antes, pero ahora he empezado a preguntarme si quizá también él lo está esperando.

Lo tengo todo, con qué claridad lo veo. 

Pero no se es feliz estando a mi lado. ¿Existe? Quizá también están poniendo su felicidad en pausa hasta que yo no estorbe. 

Quizá una persona normal no piensa en esto. Estoy harta de ser yo.

¿Algún día podré quitarme esta carga, esta infelicidad, este deseo constante de desaparecer? ¿Se deja de sentir tanto peso?.

Lo peor de todo es que nunca me voy a atrever, voy a seguir atrapada en un cuerpo material. En un pesimismo constante. Queriendo desaparecer y permaneciendo, demorando. Estando aquí, siendo este bulto inútil que se despierta cada mañana.

martes, junio 09, 2020

la incapacidad del objeto

Estuve tanto tiempo queriendo cambiarte, buscar la forma en que de alguna manera entendieras cómo dar cariño. Estuve tanto tiempo culpando a tu desamor. Y no entendía que no eras tú el que no puede dar más. Soy yo, la que no evoca esa sinapsis, soy yo la que no logra sacar en ti esa oxitocina, enforfina, dopamina.
No se trata de que tu no me quieras, ¿quién soy yo para ser querida? Nos acostumbramos a la idea de que somos queribles, de que recibes lo que das, pero ¿a qué pretexto? ¿con qué motivo?
No eres tú el que está mal, por que no ardas en deseo de hablar, estar, besar, acariciar - ME. Nunca fue el sujeto sino el objeto.
La incapacidad no estaba en ti, estuvo todo el tiempo en mí.

jueves, mayo 07, 2020

Del sobredimensionado amor propio

Expertos en hablar y repetir frases de motivación, me aseguran aún cuando no les he preguntado, que primero está el amor por uno mismo, y a partir de ahí el amor por los demás.
Que cuando te amas, nadie puede hacerte daño, porque no se lo permites. 
Que cuando te pones en primer lugar, parece que la vida es más fácil de vivir y hay menos dolor. 
Que el amor propio te protege del resto, y te da un lugar especial en donde eres intocable e inalcanzable. 
Que las críticas no importan, que los fracasos no existen, que el frío no se siente, que la soledad en compañía no hiere ni atormenta. 

Al parecer este empoderamiento, dado por la alta estima, te abre los ojos a todo lo que mereces. 

Merecer. Nunca pude conjugar un verbo tan grande. 

Vamos a ver, ¿qué hace que otra persona, sea merecedora de nuestro afecto? ¿cuáles son las características por las que amamos a alguien?
- Que sea bueno conmigo - me trate bien.
- Que sea buena persona, no sólo conmigo sino con el prójimo. 
- Que me escuche.
- Que sea leal/ sincero/ confiable / honesto.

Cumplo todas esas características, conmigo? Es decir, bajo estos propios parámetros que se aplican a terceros, podría sacar un diez que amerite ese amor propio que se pregona como solución a todo mal?
O quizá reconozco que no soy tan bueno, que no me trato bien como un círculo vicioso, causa y efecto de esa falta de mérito, quizá conozco que no soy tan buena persona con el resto, a veces, eventualmente sólo yo conozco esa carga maliciosa que a los demás es ajena, he de evaluar si me he sido fiel, sincera, confiable. Y de ahí reparar si es tan sencillo como dice el resto de conjugar ese merecer infinito. Cómo llegas a ese amor inmenso que debes darte, si al final reconoces en tus oscuros defectos que si otros que te conocen menos no han llegado a amarte así, por qué tú sí, que conoces el todo. 

viernes, abril 17, 2020

Perdón

Cuántas veces he jurado:

- Te prometo que ya no voy a estar triste nunca más.
Pero vuelvo a estarlo, y me es imposible disimular, entonces él... "Tú no aprecias lo que tienes".

Y yo vuelvo a pedir perdón, ya no voy a ponerme triste nunca más, perdón.

martes, enero 07, 2020

sobrante

 Me di por vencida en pedirte hablar. 

Me cansé de que mi remedio cuando te hartas sea pedirte aclarar conversaciones guardadas de hace meses. 

Ya no voy a rogar, yo sé que no soy persona que merezca que te quedes a mi lado. La puerta abierta era el trato, yo no supe cumplir esa oferta de libertad cuando te rogaba que te quedes a mi lado. 

Estoy lista para partir, pero soy demasiado cobarde. 

Cobarde para matarme, no me queda más remedio que esperar a morir cuando algo suceda, y espero, espero, espero.. se me van los meses en esta pausa de esperar que algo me mate porque y no sirvo para vivir pero no tengo el coraje de cortarme. 

Al fin entendí, por qué me duelen los dedos cuando lloro, cuando me gana el ser que llevo dentro. Entendí esa sensación de sangre irrigándose recorriendo mi palma y llegando a los dedos. Entendí que la única forma es cortar ese flujo. Podría hacerlo en una habitación de hotel y así hacerlo menos sucio para ustedes. 

Pero para ello debo alejarte primero, debo soltarte y hacer que te vayas furioso sin regresar a ver, que nadie piense que fue tu responsabilidad, que podías detenerme. 

Tengo tantas cosas que me trago con la saliva porque no te gusta hablar conmigo, y mientras tu piensas que yo escondo un secreto, yo voy buscando la forma más corta de terminar con todo, siento tu respiración a mi lado, siento cuando te levantas para buscar qué encuentras, siento tu hartazgo, siento que te quedas porque estamos cómodos en una burbuja de tenerlo todo, cuando en realidad estamos rotos e irrecuperables. Ojalá hoy rías, hagas bromas, comas rico, te acuestes abrigado, ojalá el hoy te pase liviano, ojalá no haya dolor cuando al fin yo pueda salir un día y no volver a sentir este dolor en mis manos. Me sobró la vida. Le hice daño en el exceso. Ojalá no te hubiera roto. Pero eso te libera de sentir tristeza, déjame ir tranquilo, yo no valía la pena de todas maneras. 

Vendrá otra persona con la que si quieras conversar, no se diga tocar, que lindo sería que puedas sentir pasión y no solo el confort al que te resignaste conmigo. 

25/Agosto/2020

lunes, mayo 06, 2019

Pablito

Una vez más la vida es un ratito, y como siempre la muerte nos deja un sabor de deuda. 

A veces creo que la muerte nos golpea en lo peor de nuestra hipocresía. Lloramos a los que se van, por nuestro propio egoísmo, porque no los tendremos cerca, porque no hay más oportunidades de compensar, de rectificar, de acercarnos. 
Nos duelen los condicionales, a quienes permanecemos aquí pensando en todas las veces que pudimos ser mejores, extender una mano, un abrazo, una risa y lo dejamos pasar. 

Fuimos mucho, fuimos risas, conversaciones, cervezas, lecturas, películas, fuimos libros dedicados y cartas. Y luego fuimos nada más que fotos viejas como un recordatorio de que la vida nos cambia, nos separa. 

Qué consuelo absurdo encuentro si no creías en dios, qué consuelo de pensar que estás en otro lugar. Creíamos que cierras los ojos y se apaga todo, y esta vez se apagó. No hay vida después de la muerte, no hay conciencia en la nada. La inmensidad del vacío, y ahí estás tú, lejos de este dolor de quienes no encontramos como compensar tu ausencia. 

Tú tampoco querías estar vivo, a tí tampoco te gustaba vivir, así que te pienso en el alivio de la liberación. Creo que al igual que yo, te sentías atrapado en esta tristeza constante, esperando que esto pase. 
No nos vamos a volver a ver, no nos encontraremos en otro lado, no existe nada más. No hay nada despúes de tu muerte, sólo la culpa para quienes no pudimos ser mejores personas mientras estabas vivo.

Creo que no tengo a derecho a estar tan triste por ti, creo que te gustaría la ironía de cómo se supone que se debe uno despedir de una persona que en realidad no creía en algo después de la muerte. Creo que te entristecería este duelo amargo en el que nos dejas a quienes fuimos parte de tu vida. 

Hoy te pienso con todo este cariño que te tuve un día, que nos abrazó mil veces, el agradecimiento de estar para mí, consolándome y rascando mi cabeza, aquella vez que otro amigo falleció, y hoy que eres tú, solo pienso en esa imagen de estar recostada en tus piernas y recibir consuelo. Hoy no hay consuelo Pablito, hay planes de visitas postergadas, hay recuerdos que vienen y se instalan, nos quedan los libros dedicados. Te recuerdo Hiscariotte, me vas a acompañar hasta que yo también llegue a la nada.